¿Qué es la eco-ansiedad y 3 cosas que no debe hacer?
¿Qué es la eco-ansiedad?
Es imposible ignorar los impactos físicos del cambio climático. Sin embargo, hay otra repercusión, menos obvia pero igual de insidiosa: la tensión sobre el bienestar mental, especialmente en los más jóvenes. Este creciente fenómeno recibe muchos nombres, pero cada vez más se le llama “ansiedad climática” o “ecoansiedad”.
Un estudio reciente del INJUV sobre juventudes y crisis climática señala que el 91% de las personas entrevistas cree que el efecto climático tendrá efectos negativos o muy negativos en su calidad de vida y que los sentimientos como preocupación (21%), tristeza (18%) y miedo (12%) son los más recurrentes a la hora de pensar en el cambio climático.
Nunca trivializaríamos los temores legítimos de la gente sobre la crisis climática; de hecho, para muchas personas que se encuentran en la primera línea del cambio climático, no hay otra opción. Lo que podemos hacer es invitar a las personas a contener sus fuertes sentimientos sin juzgarlos y luego aprender a relacionar esas emociones con su forma de pensar, comportamiento, actitudes y acciones.
«2 de cada 3 jóvenes que declaran no querer tener hijos indican que en su decisión influje el cambio climático».
Sondeo Juventudes y Crisis Climática. INJUV.
Tuit
3 cosas que NO debes hacer en la eco-ansiedad
1. Tratar la ecoansiedad como una enfermedad
A menudo nos preguntan si la ecoansiedad es una enfermedad. Queremos enfatizar que no es una condición clínica, al menos no en la capacidad en la que interactuamos con ella. Sentirse ansioso en respuesta a la sexta extinción masiva, la contaminación plástica generalizada y los puntos de inflexión climáticos es una respuesta perfectamente humana y natural. Demuestra que te importa. Estos sentimientos ocurren en un espectro, y la ansiedad ecológica a menudo sirve como una frase general para explicar los sentimientos de pavor, desesperación, miedo, pena, rabia y otras emociones fuertes que surgen cuando las personas enfrentan la realidad de la pérdida y destrucción ecológica. Sin embargo, cuando se experimenta de forma aguda, es importante buscar ayuda profesional para obtener el apoyo y la atención adecuados.
La ansiedad puede ser un catalizador fundamental para la acción cuando se maneja y se facilita hábilmente, con la combinación adecuada de apoyo comunitario e historias empoderadoras. Cuando nos permitimos experimentar la profundidad de nuestros sentimientos y los vemos como una parte fundamental de la resiliencia, estamos en una mejor posición para dar un paso adelante, en lugar de cerrarnos.
2. Centrar las voces privilegiadas
Existe la idea errónea de que la ecoansiedad es un fenómeno nuevo. Sin embargo, es solo un nombre nuevo. Así como el miedo existencial no es nada nuevo, tampoco lo es el cambio climático. Si bien ha pasado de la periferia de nuestra visión colectiva a ocupar un lugar central, gran parte de la ansiedad climática actual proviene no solo de la ciencia alarmante, sino también de:
- Una mayor conciencia de la desigualdad global profundamente arraigada.
- Personas en cargos electos de poder que no actúan con la urgencia requerida.
- Culpabilidad a nuestra responsabilidad personal, individual.
- Un futuro incierto.
Tanto desde la perspectiva de la salud mental como desde la perspectiva de la igualdad global, es importante reconocer que, aunque vivamos en el mismo planeta o en los mismos espacios, no todos estamos equipados con las mismas herramientas.
El cambio climático es una cuestión en gran medida nebulosa y multifacética que no tiene una solución clara ni un llamado claro a la acción. Existe una enorme diversidad en la urgencia con la que la humanidad está respondiendo a la crisis. La mayor cobertura mediática, los mensajes políticos contradictorios y la experiencia de primera mano han contribuido al aumento de la conciencia (y al aumento simultáneo de la ansiedad) en respuesta a la crisis climática. Si bien podría parecer un «aumento», es importante destacar que en muchas partes del mundo los efectos del cambio climático ya se están sintiendo profundamente.
Es esencial centrar las historias de resiliencia de las comunidades de primera línea, como los activistas del Sur Global, para aprender a navegar las emociones difíciles que acompañan a la crisis climática.
3. Descuidar la resiliencia de los jóvenes.
A menudo, los jóvenes luchan con la crisis climática porque es fácil sentir que tienen sobre sus hombros el peso del mundo para resolver los problemas. Es importante ayudar a los jóvenes a comprender que no depende de ellos resolver el problema, incluso si actuar es lo correcto. Cuando se les da la oportunidad, los jóvenes exhiben una increíble resiliencia, esperanza y agencia; nos corresponde a nosotros proporcionarles los conductos adecuados para su acción.
Necesitamos el mejor equipo posible para abordar la crisis climática. No debemos reducir a los jóvenes a un conjunto de promedios; en cambio, tenemos que encontrar formas de fomentar la comunidad, la colaboración y la conexión. Cada persona tendrá algo único que aportar, y alentar a los jóvenes a encontrar formas de activismo y acción que se ajusten a sus habilidades y aptitudes individuales garantizará un compromiso sostenible con la crisis climática.